Lo mejor de cuando mamá hacía rosquillas es que la casa se llenaba de aroma de anís. Ese olor llenaba el inicio de las vacaciones en el Seat 124 de los tíos. Con las rosquillas en el regazo y yo misma sentada en el regazo de mi madre, pataleando por abrir hueco entre un bosque de piernas, emprendíamos el viaje. Destino Peñíscola, el paraíso. Antes de llegar a mitad de camino, Motilla del Palancar, ya había vomitado dos veces. El aroma a rosquillas era historia cuando veíamos amanecer en las hoces del Cabriel. Casi al final del viaje, la visita turística de rigor al manicomio. Una enfermera, pariente lejana, nos iba mostrando las dependencias, los patios desconchados, las celdas raquíticas.
-"A los mejorcitos los sacamos los sábados de excursión".
Tras una puerta, alaridos, una mujer que se desnuda y grita todo el día, más allá el comedor donde "los locos" comían con las manos sobre platos duralex. Si me quedaba mirando a alguno y se daba cuenta me sacaba la lengua y yo cerraba los ojos aterrorizada.
Contemplar a los internos a través de la mirilla de sus celdas nos parecía entonces de lo más normal. La mujer nos iba contando sus historias, un esquizofrénico al que sus padres dejaron con 23 años y no volvieron más. Muchos entraban y salían según dictaba la borrachera de turno y algunos los traían por "mariquitas", susurraba nuestra cicerone, cuidándose de que los niños no la oyéramos.
Las rosquillas no acaban de salirme. Tengo que acordarme de preguntarle a mamá las medidas exactas, aunque como siempre me dirá que ella no mide, que lo echa todo "al tun tun". Y el otro día me quedaron incomibles y he vuelto a quedar como el culo con el encargado del café.
-Y qué haces en casa a estas horas? Te han despedido?
-No mamá no me han despedido, es que aquí aún no ha amanecido. Son seis horas de diferencia.
-¿Y qué tal en el hospital, has curado esta semana a muchos locos?
-Claro mami, ya sabes que no se me resiste ni uno. ¿Sabes que les encantan tus rosquillas?, por cierto cuánta harina echabas?
-Lo que pida hija, lo que pida.
Rosquillas de anís
Ingredientes
-3 huevos
-Un vasito de los de vino de aceite
-El mismo vaso con 3/4 de anís
-4 cucharadas de azúcar
-Harina (aprox. 1/2 Kg)
-Un sobre de levadura de repostería
-Aceite de girasol para freirlas
Preparación
1-Se baten los huevos con el azúcar y se va añadiendo el aceite y el anís. Se mezcla la harina con la levadura y se añade batiendo poco a poco. La masa debe quedar blanda y que casi no se pegue a los dedos.
2-Cuando ya pueda manejarse la masa se coloca sobre la encimera espolvoreada de harina y se trabaja unos minutos. Con las manos engrasadas con aceite se forman bolitas del tamaño de un pelota de ping pong más o menos. Se les hace un agujero en medio. Hay quien las deja reposar pero no es necesario, la levadura química no fermenta sino que crea huecos de aire en la masa por efecto del dióxido de carbono que se libera de forma inmediata al humedecerse.
3-Se fríen en aceite de girasol bien caliente y cuando están doradas se sacan y se pasan sobre un plato con azúcar.
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