ASÍ EMPEZÓ TODO, COCINANDO CON NIÑOS, ENSEÑAR A COMER, PRIMEROS, SEGUNDOS, DULCES

viernes, 27 de mayo de 2016

Lo que pida


Lo mejor de cuando mamá hacía rosquillas es que la casa se llenaba de aroma de anís. Ese olor llenaba el inicio de las vacaciones en el Seat 124 de los tíos. Con las rosquillas en el regazo y yo misma sentada en el regazo de mi madre, pataleando por abrir hueco entre un bosque de piernas, emprendíamos el viaje. Destino Peñíscola, el paraíso. Antes de llegar a mitad de camino, Motilla del Palancar, ya había vomitado dos veces. El aroma a rosquillas era historia cuando veíamos amanecer en las hoces del Cabriel. Casi al final del viaje, la visita turística de rigor al manicomio. Una enfermera, pariente lejana, nos iba mostrando las dependencias, los patios desconchados, las celdas raquíticas.